La rueda zodiacal tiene 12 casa en total, comenzando con la Casa I perteneciente al signo de Aries para finalizar con la XII del signo de Piscis. En este recorrido nos encontramos con la casa VIII perteneciente al signo de Escorpio, la precede la VII del signo del Libra.

La rueda zodiacal, es una rueda evolutiva donde cada una de las casas pertenece a un nivel superior de experiencia y mayor nivel de consciencia.

Cuando arribamos a la casa VIII es para encontrarnos con todo aquello que deseamos tener oculto, pertenece a esta casa aquello que no es fácil de ver para otros e incluso es un área de exploración personal.

Si la cúspide de la casa I es para el ascendente y la imagen que hacemos visible para el exterior, la casa VIII es totalmente lo opuesto, siendo la más privada a nivel personal, y en la que solo dejaremos entrar a los que consideremos confiables.

Por otro lado, es un signo y una casa tanto Escorpio como la casa VIII que se hace referencia a la muerte, pero esto es más a un nivel metafórico porque es aquí donde ocurre una gran metamorfosis a la que podemos ser sometidos para renacer con un potencial nuevo pero que obedece a una fuerza que hemos tenido que auto imprimirnos para este nacer o renacer a una nueva forma de ser, de pensar y de enfrentar las dificultades. Es una casa en la que, si abrazamos su incomodidad, sus fuertes presiones sin tomar atajos, seremos renovados y potenciados por estas circunstancias de la vida.

Un ejemplo de la naturaleza de este signo y casa lo vemos cuando surfeen los diamantes, las piedras preciosas y semi preciosas, que nos podemos deleitar con su belleza, pero sin recordarnos por los fuertes y potentes tensiones de temperatura a las que fueron sometidas mucho antes de dar este resultado que las convierte en elementos de gran belleza y también de importante valor económico. Otro ejemplo son los yacimientos de petróleo en el subsuelo, que son el producto de muchos años de transformación y que sabemos que es llamado el oro negro por lo preciado y cotizado que es a nivel mundial por su potencial energético, y gran variedad de usos que se puede dar partiendo de este como una materia prima.

Así que el mes del signo de Escorpio y su casa VIII, es una invitación a abrazar los procesos de crisis y transformación sea de la índole que sea, emocional, material, física, etc. Cada día esta más demostrado que atravesar estos momentos de tensión auguran un aprendizaje y mayor resistencia a nivel psíquica, de fortaleza humana.

La cúspide de la casa VIII no siempre estará en el signo de Escorpio, que cuando coincida será este corto análisis aplicable totalmente, pero en general puede estar en cualquiera de los otros 11 signos del zodiaco, colocando así una energía diferente que hay que integrar a la casa de la transformación.

Cierro con el regente de Escorpio al que le pertenece como dueño de casa el planeta Plutón, el cual es un plantea transpersonal que rige generaciones, ya que su tránsito es uno de los más lento, oscilando entre los 12 a 20 anos por signo haciendo que su tránsito se sienta particularmente muy fuerte al entrar y salir de una casa.

Si el tema es de resiliencia, de fortaleza interior, de poder, de capacidad de reinvención todos estos son sinónimos tanto del signo de Escorpio como de su planeta regente y casa VIII.

Cierro con la sugerencia de abrazar los cambios, las crisis ty todas aquellas situaciones incomodas que si las atravesamos de forma íntegra y con mucho coraje recogeremos los diamantes que yacen bajo estas.

Una frase que retumba en mi cabeza es la que les comparto al cierre de este articulo y es de la madre Teresa de Calcuta que para mí resumen de forma precisa esta energía del mes.

“Algunas personas vienen a nuestra vida como bendiciones. Algunas vienen a nuestra vida como lecciones.”

“Los árboles, las flores las plantas crecen ene silencio. Las estrellas, el Sol, la Luna se mueven en silencio. El silencio nos da una nueva perspectiva.”

 Madre Teresa de Calcuta.